Dos niños
Galimatías. 23 de enero de 2022
Ernesto Gómez Pananá
Emilio
Según datos de UNICEF, para el 2018, se estimaba que habían en nuestro país 1.6 millones de niños en condición de orfandad, desde recién nacidos hasta jovencitos de casi dieciocho años. Somos el segundo país del continente con más niños sin padres.
Por otro lado, adoptar un niño en México no es nada fácil. Si bien el proceso de adopción es diferente en cada entidad de la república, concretarlo puede tomar a los solicitantes hasta tres años. Ello sin dejar de lado los requisitos iniciales, que hasta hace pocos años obligaban el matrimonio civil y solo permitían adoptar a parejas heterosexuales y de nacionalidad mexicana. La burocracia y el conservadurismo en pleno.
Emilio tiene año y medio. Vive desde hace un año en una casa hogar de Nuevo León, junto con otros niños y niñas de diferentes edades a cargo del gobierno. Su futuro pinta complicado: en el mejor de los casos, alguna pareja lo conocerá, realizará los trámites para adoptarlo y tendrá una familia. En el peor, crecerá en la casa hogar y al cumplir la mayoría de edad podrá abandonarla para hacer una vida independiente. Emilio no pidió venir al mundo, no pidió perder a sus papás. Tampoco pidió que el gobernador de Nuevo León y su esposa lo adoptaran un fin de semana, aunque pareciera que la pasó contento. Algunas fotografías publicadas en redes por su “madreadoptivainfluencer” lo muestran muy sonriente. El hecho desató gran polémica y muchísimas opiniones en contra. Soy de quienes piensan que no todo fue negativo.
Durante varios días se habló del tema. Posiblemente seguirá en la agenda durante varias semanas más. De no haber sido por la adopción temporal, no habríamos conocido a Emilio ni estaríamos hablando del calvario legal que hay que transitar actualmente si se pretende adoptar un hijo. Eventualmente, a partir de esto algo sucederá, se empujarán cambios legales y más niños tendrán la posibilidad de un mejor futuro.
Por lo que toca a la pareja Samuel-Mariana, son el modelo más reciente de la mercadotecnia política, -guste o no- ganaron el gobierno y durante seis años harán política a través de Instagram y Twitter. Que sus miles de seguidores motiven un cambio en los mecanismos de adopción. Ojalá y también decidieran adoptar a Emilio de manera definitiva.
Tadeo
Tadeo nació en Iztacalco y vivió únicamente tres meses. Se ha sabido que falleció de una complicación intestinal, de una enfermedad muy posiblemente resultado de la pobreza. A Tadeo lo enterraron sus papás en San Nicolás Tolentino. Dos semanas después, Tadeo apareció en un contenedor de basura, en una cárcel de Puebla. Los detalles del porqué y el cómo llegó hasta ahí se desconocen aún pero algo es absolutamente cierto: el cuerpo de Tadeo pudo ser exhumado, trasladado hasta Puebla, ingresado al Penal de San Miguel y luego abandonado en un contenedor de basura gracias a una larga y eficiente cadena de corrupción que se nutre de la descomposición social.
Gracias a redes sociales -las mismas que usan Mariana y Samuel- los papás de Tadeo escucharon del caso y comprobaron que el cuerpo hallado en San Miguel era el de su hijito muerto. Un triste ejemplo de otras formas de revictimizar a una persona: los padres de Tadeo volverán a despedirse de él y volverán a enterrarlo.
Es de esperarse que la doble muerte de Tadeo obligue una revisión seria del modelo carcelario mexicano: escuelas del crimen, franquicias de narcoconsumo y extorsión, cotos de autogobierno en manos de delincuentes con permiso de las autoridades. Nada que no sepamos. Nada que no deba cambiarse con urgencia.
Ojalá las tragedias de Tadeo y de Emilio sirvan para instrumentar cambios legales urgentes y otros niños tengan mejor porvenir. Que su viralización no sea en vano ni sus historias desechables. Sea.
Oximoronas. Sudáfrica vaticinó hace casi un mes que el fin de la pandemia podría estar cerca. Hace un par de semanas algunos gobiernos europeos externaron una opinión similar. Hoy en la prensa, recoge la opinión del doctor Antonhy Fauci, Zar antiCovid del gobierno norteamericano, quien considera que, de no surgir una nueva variante más peligrosa, estaríamos en la ruta de que el COVID se convierta en una más de las “infecciones respiratorias generales con las que hemos aprendido a vivir”. Hay luz al final del túnel. No bajemos la guardia.
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