Historia de una niña en Texas
Galimatías. 29 de Mayo de 2022
Ernesto Gómez Pananá
“El sábado iremos a visitar a tu tía Jessy, prepararemos burritos”, dijo Andrea a su hija mientras le ayudaba a acomodarse las sandalias de color azul marino.
Andrea trabaja en la cocina de un restaurante de domingo a viernes. Su día de descanso es el sábado y lo aprovecha para visitar familiares, arreglar el sótano -que tiene filtraciones-, o acostarse a ver películas con Julia, su única hija.
“Cuando sea grande quiero ser policía y enviar a la cárcel a criminales” es una frase que Andrea escucha decir a su hija con mucha frecuencia y una gran convicción, particularmente viniendo de una niña de tan solo diez años, pero cuando uno la escucha exponer en las clases de historia puede pensar que si, que Julia tiene talento y que seguramente se convertirá en una oficial exitosa.
Andrea y Julia subieron al auto, rumbo a la escuela. El día está soleado y de camino escuchan a BTS mientras siguen conversando, a veces en español, a veces en inglés, en ocasiones combinando ambos idiomas. Son casi veinte minutos de camino.
-“See you later mom!”
-“Pay attention to the class honey, first step to become the best officer! Love you”
El salón de cuarto grado está al fondo del pasillo, en la planta baja. Julia pasa saludando a maestras y algunos compañeros. Es aún temprano pero muchos niños ya llegaron, en primavera siempre pasa así.
Poco a poco la clase se llenó. Miss Marie levantó la voz para iniciar el día. Tocaba biología, de ocho treinta a diez. Enseguida el almuerzo. Muffins con huevo, jugo de naranja artificial y yogurt con frutos rojos. La campana suena y todos de vuelta a los salones. El bullicio, las risas, el eco de vida que inunda todos los espacios de la escuela Anthon, en Uvalde Texas.
En la lección de matemáticas Julia y sus compañeros repasaron sumas de fracciones, tres cuartos más diecisiete veinteavos. Boring. Not necessary for being a police officer.
Al mediodía Miss Marie recibió un mensaje en su teléfono: palideció. Casi desmaya.
“A ver chicos, todos atentos. Vamos a tumbarnos en el piso and let’s keep silence. Stay in calm” gritó. Los veintiséis chicos obedecieron. Julia alcanzó a tomar su celular y mandó un mensaje a su madre: “Mom, school is on emergency. I’m afraid. Love you”
Ni Julia ni Miss Marie ni tal vez tampoco el resto de sus compañeros recuerdan cuánto tiempo pasó ese martes 24. Todo fue confuso: sirenas, gritos de la policía, portazos y personas corriendo. Mientras, la hija de Andrea y el salón entero permanecieron en el piso por un par de horas. Aterrados.
Ayer sábado, Andrea y Julia no comieron burritos con la tía Jessy. Llevaron flores y juguetes para los 19 niños asesinados en la Primaria Robb. Julia está decidida a convertirse en policía.
Oximoronas 1. Checo Pérez ganó hoy domingo el primer lugar en Mónaco, luego de ceder el puesto la semana pasada en pos del puntaje de equipo. Enorme. Imparable. El mejor.
Oximoronas 2. En la Ciudad de México, la alcaldesa de Cuauhtémoc, Sandra Cuevas, cree que los rótulos y la identidad gráfica de los comercios callejeros no combinan con sus bolsos Gucci y sus zapatos Chanel. En adelante se prohíbe anunciar las “Ricas tortas” o las “Deliciosas carnitas estilo Michoacán” y todo local callejero es “convertido” a un minimalismo blanco junto al logotipo de la alcaldía. Una pena. Desperdicio de votos.
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